Este poema tiene ya su tiempo pero no le quitaría jamás su valor. Aunque es más bien académico y no se asemeje a lo que escribo a día de hoy, tenía que publicarlo. No podía vivir sin publicarlo.
Tal vez os perderéis en el discurso pero creo que el final deja clara la intención.

¡Sí es el Día Mundial de la Poesía! No suelo publicar los poemas que escribo pero hoy se me ha dilatado el corazón por la causa. Se que habrá gente que lea este poema y no lo valore, sé que habrán muchas que se sentirán identificadas y también se que habrá quién lea la palabra "desvirgar" y suelte una pequeña carcajada. Disfrutad del verso libre.
El poema habla solo.

 



-Ya eres una mujer

Hace unas semanas, leí un artículo en el que figuraba que un 40% de la población no leyó ni un solo libro durante todo el 2015—aquí pensé: "Si un 40% no lee narrativa, imagináos quién lee poesía".— La medida que han tomado es imponer una hora de lectura diaria en primaria. Como suponéis, obligar a los niños a leer solo les incita a leer menos todavía. Por lo tanto mi propuesta es, por medio de talleres, actividades interactivas o juegos, transmitir nuestra pasión lectora y demostrar que en la lectura no hay: sota, caballo y gallo. Que no se ciñe solo a eso.

Así que quise demostrar mi tesis, me fui a la ESO a enseñar lo que es la poesía, mi modalidad. Gracias a que mi profesora de lengua—Mari Carmen de La Torre—me permitió tomar dos de sus horas para impartir mi taller.

Podreis encontrar el vídeo—en el que se valora en sí el proceso—para la tercera semana de febrero en la sección de poesía de Culturamas. Y el artículo entero también lo encontraréis allí. 

Os diré que partíamos de una base lectora casi nula. Tenemos alumnos que: leen mucho, leen sólo los obligatorios, leen los no-obligatorios y de los obligatorios pasan—yo también era así— y el último poema que leyeron fue hace siglos. Yo llegué y les rompí los esquemas, les enseñe poesía actual, revolucionaria, que hablaba de sexo, que hablaba de desamor, de sociedad... y puedo decir, con mucho orgullo, que he conseguido que el taller no se conviertiera en la típica charla, sino en algo más interesante. Algo que les gustara.

Para ello utilicé solamente dos horas y mi planificación fue la siguiente:

1. Presentación. Se iban pasando una pelota y cada uno decía: nombre, la palabra que les describía, lo que leían y si habían leído poesía. En mi clase eran todos unos deportistas, la mayoría eran niños—lo que al principio me asustó, porque pensaba que se iban a cerrar más y por eso me impliqué más en ellos—y para mi sorpresa, se les dió bastante bien.
2. Les hablé de mi producto maravilloso, que era la poesía. Les comenté un poco lo que íbamos a hacer y fuimos corriendo al motivo inicial: leer.
3. Utilizamos ejercicios de locución para romper el hielo y que se soltaran. En ellos iban saliendo los que querían y tenían que leer según la situación: uno leía un fragmento como si fuese un cuentacuentos con grandes gestos y exagerando la forma, otro hacía de presentador de televisión, otro tenía que ser político...
4. Ya comenzamos con la lectura. Para hacer una lluvia de ideas les puse a leer poemas aunque en principio, no sabían hacerlo. Les di las claves: hazlo más despacio, aumenta el tono... sin embargo, cuando de verdad progresamos fue con un ejercicio que me inventé. Ellos me tomaron como modelo.
5. Como estaban sentados por parejas, le daba al alumno 1 un fragmento de un poema pero esta vez, el compañero que tenía sentado al lado, el alumno 2, tenía que dar golpecitos en la mesa. Según la intensidad le estaba transmitiendo un mensaje u otro. Por ejemplo, si el alumno 1 leía muy rápido, el alumno 2 tenía que dar golpes rápidamente para decirle que iba rápido y que bajara el tono. Esto dio muy buenos frutos, se regulaban entre ellos y mejoraron notablemente.
6. Por último, utilicé un poema de Elena Medel y escogí a una serie de alumnos. Les asigné palabras y mientras recitaba el poema, si los señalaba, ellos tenían que decir la palabra que les había dicho anteriormente. (Interactuación).
7. Les mandé que buscaran un poema de Elena Medel, en quién nos habíamos basado con anterioridad y, en grupos lo recitaran. Para ver si me sorprendían al día siguiente. Pues bien. Si pensaba que no me podían sorprender más, lo hicieron.

1. Para comenzar la clase utilicé tres vídeos de la plataforma de VOCES. Demostrándoles lo bonita y entretenida que puede ser la poesía.

 
1. Enseñaron sus trabajos y los poemas que habían buscado. Les fui dando unas pautas y pusimos música de fondo para dar ambiente. Lo hicieron genial todos los grupos—teniendo en cuenta el nivel del que partíamos, algunos diría que si lo siguen reforzando, podrían ser unos expertos—.
2.  Usé un poema del libro "Para qué + poetas" y puse algunos huecos. Ellos tenían que rellenarlos con lo que pensaran. Para meterlos en el ambiente, utilicé una canción muy motivadora de la banda sonora de Good bye Lenin. Cuando lo terminaron salieron a leer sus poemas, solo diré, otra vez más que no os podéis imaginar lo que te pueden sorprender.
3. Por último, leí algunos de mis poemas y les ofrecí que leyeran la entrada de prosa poética de Písame, pero descalza.
4. Para compensar su trabajo y esfuerzo traje gominolas. Ya sabéis lo que se dice, un dulce no amarga a nadie.

En conclusión, mi propósito no era hacer que estos niños fuesen unos expertos en poesía. Solo quería romperles su anterior visión y mostrarles que hay otros caminos; que antes ni se planteaban leerse un libro de poesía y ahora dicen, bueno, ¿Por qué no? Eso es lo que importa. Como venía diciendo, la solución entonces, no era obligarles a leer poemas de Bécquer, era demostrarles que hay poetas del siglo XXI que pasan de la rima y se sienten igual que ellos, enseñarles cómo tomarse la literatura para que decidan si les gusta esa opción o no.

Si esto es lo que he conseguido en dos horas, decidme ¿Qué se puede conseguir durante un curso entero?

Qué contradictorio este sistema del humano.

Crecemos y aspiramos a ser como nuestros mayores. Nos besamos buscando el significado de ese gesto, de juntar los labios con otra persona, a ver qué significa eso que tanto reclaman, eso que llaman "amor". Y le ponemos etiquetas a los más desconocidos, les llamamos novio, mejor amigo, ex-novio... guardamos su nombre encarando un corazón—imaginario—pero un corazón al fin y al cabo. Jugamos a fumarnos un lápiz como si fuera un cigarro y acabamos tirados en un parque abandonado pensando que lo que fumamos es un lápiz y no un blunt.

Porque nos pasamos el tiempo cambiando nuestra propia realidad, una y otra y otra vez, pero en esta ocasión no queremos clasificar ni denominar nuestras acciones. Estamos en esa etapa en la que no aspiramos a darle nombre a las relaciones y le decimos amigo al que debería llamarse novio, llamamos mejor amigo al amante y ex-novio al que no llegó a tener ninguno de esos apelativos. Estamos listos para desnudarnos físicamente en público pero no para poner la palabra "pene" en un poema sin echarnos a reír antes.

Sabes que has progresado porque ahora, despejas la X y de entre todas las opciones, te quedas con la más arriesgada, la que te hace feliz. Te despiertas cada mañana conteniendo las ganas de arrojar el despertador por la ventana, y no lo haces con vistas a largo plazo. Eso antes no (lo) pensabas. Diferencias entre lo moral, lo inmoral, lo innecesario. Buscas la conjugación perfecta para el verbo querer que no corresponda el erotismo: la familia. Y si no enciendes esa arma letal, si no te has sacado el mechero ahora mismo es porque eres consciente de lo que significa la muerte. Una vez viste a alguien llorar tanto por un cáncer, una enfermedad, una fraudulenta mutación... que ahora... no.

No contabas con que algún día podrías querer a alguien así como papá quiere a mamá, así como la abuela guardaba las cartas del abuelo, no, no habías reparado en ello. Pues mírate donde estás ahora, comiéndote tus propios marrones y todo por apostar en un juego para menores de dieciocho.